Cuando mi primera sobrina tenía solo ocho meses de edad, sufrió una quemadura con agua caliente en sus piernas. Fue cuestión de un segundo para que ocurriera este suceso que llenó de mucha tristeza a la familia.
La pequeña estuvo internada en el Hospital de Niños por un mes, en la Unidad de Quemados, lugar en el que recibió un trato extraordinario lleno de cariño y paciencia, y en el que su mamá (mi hermana) y su abuelita (mi mamá), quienes la cuidaban con más frecuencia, pudieron conocer muchas historias tristes, pero que también se asimilaron con valentía.
A partir de lo ocurrido y luego de investigar más sobre el tema, nació ¡Cuidado, quema! Se trata de una obra en la que expongo la importancia vital de la prevención de las quemaduras en la niñez, las consecuencias de que esto no ocurra y consejos para prevenirlas.
Hablo sobre mi sobrina, la familia, el papel de los padres, otros casos ocurridos a niños y, principalmente, la responsabilidad que todos tenemos de proveer ambientes seguros. Todo lo anterior está envuelto en un ambiente de poesía infantil agradable y melódica, y con la atmósfera inocente que le supo brindar las ilustraciones de Mai, mi esposa.